Declaración de amor sin bollodrama de las mujeres LBTIQ Verín 1M Galiza 8M 2020

Nos queremos vivas, pero también libres en nuestra diversidad. Nos mojamos por todas las mujeres y por la huelga del 8M, pero también por visibilizar nuestra diversidad y romper las panas por ella. En este 2020, las mujeres lésbicas, trans, bolheras, intersexuais, bi, queer, marimachas y disidentes de la cisheteronorma bajo cualquier otro nombre nos queremos vivas, visibles y sonoras en la manifestación de sonoridad y sinérgia feminista del 1 de marzo en Verín, y en las del 8M.

Juntas en la revuelta feminista, las mujeres podemos pararlo todo, moverlo todo, cambiarlo todo. Mas todo debe ser todo. Para todas.

El patriarcado no solo es machista. También es capitalista y clasista, colonialista y racista, capacitista, cisnormativo y tránsfobo, heterosexista, lesbófobo, bifóbico, binarista etc. Las mujeres seremos libres cuando lo seamos todas.

Lo sentimos: la revolución feminista no será heterociscéntrica. Será bi, bollera, trans y húmeda, o no será. En la transformación social no caben mayorías paternalistas y minorías toleradas, y construidas por medio de las coacciones. También no puede haber afectos, sexualidades, identidades, parejas y familias de primera y de segunda clase.

Solo nos mojaremos por un feminismo que no refuerce la norma y la coacción heterosexual, que no coopere para nuestra invisibilidad. No nos vamos a quedar en ‘nuestros espacios’, ni hacer ‘las nuestras en nuestras casas’.

lo sentimos: la revolución feminista no será cisnormativa y tránsfoba. Será plural, diversa, hermosa y no siempre binaria. O no será. En ella no caben esencialismos de la reproducción y de la asignación sexual, tan propios de las cavernas del patriarcado, empeñadas en poner obstaculos a los cuerpos y a las vidas. La segregación en dos castas –azul y rosa–, sostenidas cómo divinas, naturales, monolíticas e inmutables, es el fundamento patriarcal para criar una clase subalterna, sobreexplotada y alienada de sus cuerpos: las mujeres.

las mujeres somos una clase oprimida y no un accesorio multiusos del varón heterosexual. Las mujeres somos una clase oprimida y no mera maquinaria re/productiva. No es suficiente con confinar las mujeres disidentes de la cisheteronorma unos espacios de inclusión retórica. No es suficiente con mejores condiciones en el Cuento de la Criada. Necesitamos cambiar el cuento.

El feminismo por el que nos mojamos
El feminismo por el que nos mojamos siempre contestará a la normalización del fascismo; no solo cuando peligran los puestos de una élite en las consejerías.
El feminismo por el que nos mojamos no reduce la igualdad a techos de cristal que la mayoría de las mujeres vemos en la lejanía, desde la precariedad y pobreza.

El feminismo por el que nos mojamos ya ha asumido lo que Angela Davis nos recuerda: seamos anticolonialistas y antiracistas. Y asumimos el que nos recuerda Silvia Federici : ser puta o esclava no es peor que ser policia, igual que antes ser bruja no era peor que ser inquisidora. El feminismo por el que nos mojamos no hace de la prostitución una cruzada para criar exclusiones, trincheras y carnets de feminista.

El feminismo por el que nos mojamos no contribuye a la minorización de las mujeres lésbicas, bi, trans, intersexuales o queer. Somos la humedad diversa de la revuelta, y no la minoría de una minoria de una minoria. No vamos a desaparecer de las agendas políticas reales. No nos borrarán.

El feminismo por el que nos mojamos no cuestiona la pertenencia de las mujeres trans e intersexuales, sino la patologización, la difamación y los intentos de exclusión a estas mujeres. El feminismo de la revuelta no calla estas agresiones ni hacen de la transfóbia una ‘opinión’ respetable, apta para los salones de actos subvencionados con dinero público.

No dejaremos que se imponga un feminismo burgués, heterocéntrico, tránsfobo y supremacista, que apropia la diversidad para desarmarla, que incluye excluyendo, que chilla fuego pero hace humo. Este feminismo de pedigrí se presenta como purista, abolicionista y radical en cuanto hace el lavado de cara a la derecha con pactos de estado simbólicos, leyes inefectivas y la mercantilización institucional de las diversidades y violencias.

La alternativa a esto y al fascismo es una sociedad civil amplia y diversa, horizontal y fuerte, que procure la transformación del tejido social y de las instituciones desde las bases, en cuanto nos brindan espacios para esa preservación de la vida que Audre Lorde calificaba de acto revolucionario.

Sobrevivir, revalorizar la vida y detener el fascismo exige políticas que van al otro lado del espectáculo, que refuercen la unión de los hilos y raíces en que estamos empezadas todas, sementeras diversas de muchas y viciosas luchas, de las revueltas y primaveras #feminista que Monique Wittig llamó de las guerrilleras, y que tarde-noche serán el comienzo de algo hermoso 🙂